Estados provinciales que requieren conductores ávidos de éxito
Por Javier Hünicken
Las vivencias que estamos protagonizando en los últimos meses en el país desenmascaran estructuras viciadas desde hace años, y todas ellas ponen de relieve que ninguna de las provincias ha tomado el toro por las astas. Ahora bien, aunque no es de implementación sencilla la solución al crónico problema de la falta de respeto a las autonomías provinciales -aspecto consagrado en la Constitución Nacional-, no es menos cierto que los Gobiernos de cada uno de esos estados miran para otro lado y se transforman en serviles con respecto al conductor nacional de turno.
En Córdoba parece que finalmente, después de 25 años de gobierno peronista, con la excusa de la crisis nacional en curso, y mostrando deseo de distanciarse de sus responsables, sorpresivamente resulta que se deben enfrentar innumerables cuestiones que se tornaron injustas y perjudiciales, y si bien estas problemáticas llevan años enquistadas en el funcionamiento provincial, recién ahora son objeto de atención por parte de los dirigentes que conducen los intereses de la provincia.
La famosa coparticipacion, en la que se nos asigna un porcentaje absolutamente desproporcionado en relación con lo producido; los subsidios al transporte, que con absoluta discrecionalidad son infinitamente mayores para Buenos Aires en comparación con el interior del país; asignaciones restringidas de rutas aéreas a localidades que geográficamente podrían ser de mejor distribución y servicio al ciudadano, de las que Cordoba es un claro ejemplo; la voraz retención anticipada de la provincia en concepto de “Ingresos Brutos” en la mayoría de las transacciones agropecuarias y comerciales, y tantos otros ejemplos de ejecución diaria y habitual, demuestran que el Federalismo pregonado por los padres de la patria SE ENCUENTRA EN ESTADO CRÍTICO.
En definitiva, y en aplicación de matemática pura, podemos expresar objetivamente que es inadmisible que luego de 38 años de gobiernos peronistas en la nación, y 25 años de igual color partidario en Cordoba, por lo que se hace manifiesto “Obligar a arrodillarse de unos” y el “Ser genuflexos y serviles” de los otros.
Si bien la nuestra es una provincia muy valorada por el resto del país, no pueden ocultarse índices que puertas adentro son conocidos. El 47 % de pobreza y el 9% de desocupación (el promedio del país es del 7%) no muestran mucha eficiencia de gobierno luego de 25 años.
Finalmente, entiendo que está confirmado que los problemas de Nación y provincias no consisten en “Falta de dinero”. A juzgar por la manera en la que se despilfarra el contenido de las arcas públicas, “Falta capacidad de administración y asignación eficiente de recursos”. Eso sí, las crisis que año tras año se suceden son sufridas por los ciudadanos, y jamás acompañadas por los gobernantes. NUNCA alguna de las tres órbitas del estado, ya sea municipal, provincial o nacional, hace un esfuerzo para ponerse a la par de los habitantes, que en su mayoría se encuentran en situaciones agobiantes y críticas.
Es necesario que se produzca un cambio de color político en la conducción del estado, nacional y provincial. Se requieren actores nuevos que necesiten cumplir con el dicho: “Escoba nueva, barre bien”.
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