Primera urgencia: el hambre
Por Pedro Moratorio
Probablemente todos hemos escuchado el refrán “Eres lo que comes”, haciendo referencia a la influencia que podría tener la alimentación en nuestra vida. Ahora bien, siguiendo esta breve sentencia nos atrevemos a preguntar ¿y si no comes nada? Lo que pretendemos es dar un “pantallazo” de lo que es el hambre en nuestro país.
Es de público conocimiento que el flagelo del hambre en la Argentina crece de manera vertiginosa y alarmante. Es probable que, si alguna persona fuera entrevistada sobre el tema acordara con lo que hemos dicho, aunque no podría expresarlo estadísticamente. Es decir, en la Argentina se tiene conciencia de que hay gente que pasa hambre aun cuando se ignoren los datos de dicha situación.
Resulta llamativo que el gobierno nacional y provincial, al igual que en tantos otros temas tan apremiantes, no solo no toman medidas importantes a corto o a mediano plazo, ni hablar de a largo, sino que se hace “la vista gorda” y no busca solucionar de manera alguna la problemática.
Sin ánimo de entrar en discusiones que exceden el marco de exposición del presente “Punto de Dolor”, decimos que el hambre es el punto más transversal de todos, que no escapa a la problemática de ningún otro, esto debido a que, si no hay una sana alimentación, resulta difícil proyectarse. El hambre misma se sitúa, en cierto sentido, en la base de otros muchos puntos de dolor ya que, sin comer, no se puede hablar de estudios, de trabajos o de seguridad.
Es importante aclarar, que no solo está presente la problemática del hambre en sí misma, sino también la de inseguridad alimentaria, la cual castiga a muchas familias que no pueden otorgar a los hijos una nutrición de calidad debido a las constantes crisis económicas que sufre nuestro país, al desconocimiento de lo que es e incluye una alimentación saludable y al desabastecimiento, el cual se ha visto agravado recientemente.
Veamos algunos datos:
Según un informe socio-ambiental de la ONG “Haciendo Camino”:
· el 40% de los niños y niñas sufren desnutrición,
· el 54% vive en condiciones de hacinamiento,
· el 43% de los hogares no consume agua potable,
· el 32% de los hogares no tienen sistema de conservación de alimentos,
· el 62% de las familias no tienen controles médicos al día,
· el 29% sufre inseguridad alimentaria.
La pandemia profundizó problemas históricos de nuestro país, entre ellos, la pobreza infantil, la cual es la causa “estrella” al hablar de hambre. Esta situación estructural afecta al 63% de los niños, niñas y adolescentes de Argentina.
El grupo de niños y niñas de 0 a 14 años es el más afectado, 2 de cada 3 niños esta por debajo de la línea de la pobreza, con inseguridad alimentaria y con acceso a necesidades básicas insatisfechas".
Por otro lado, un relevamiento realizado por rl Centro CONIN Argentina y la Unidad Móvil de Fundación CONIN durante el 2021, en el cual se recorrieron 35 localidades urbano marginales, en 8 provincias argentinas, el 60% de los niños están malnutridos o tienen desnutrición.
A partir de la Encuesta Permanente de Hogares perteneciente al INDEC, del segundo semestre de 2021, las cifras son alarmantes: a nivel país, hay un total de 9.400.000 Hogares, donde viven 29.000.000 de persona que se encuentran entre la pobreza y la indigencia.
Corresponde resaltar que a partir del reciente Censo realizado en nuestro país, la población nacional asciende aproximadamente a 47.000.000 de habitantes, lo cual implica, según el párrafo anterior, que más de la mitad de la población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza.
Siendo que los datos brindados por el INDEC corresponden al pasado año y la problemática se ha visto agravada desde entonces hasta hoy, es evidente que el gobierno nacional después de tantos años en el poder, nunca ha tomado medidas tendientes a solucionar esta problemática o, en el mejor de los casos dichas medidas han sido ineficientes.
En la provincia de Córdoba, si bien el número exacto no se conoce, un relevamiento realizado por la Municipalidad de Córdoba en el correr de 2021 muestra que el número de comedores y merenderos, podría superar los 1.500, solo en la Capital. La mayoría de ellos no reciben ningún tipo de ayuda estatal y algunos pocos reciben colaboración de diferentes ONG.
Como vemos la problemática es compleja y no existen soluciones fáciles ni atajos como nos quieren hacer creer, en esta batalla contra el hambre. Sin embargo, esta triste realidad nos muestra que no se puede hablar del futuro de la patria, si primero no solucionamos el problema de la mesa, que padecen tantos argentinos.
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