Desorden previsional y su impacto en el déficit fiscal
Por Ricardo Alloatti
El desorden previsional es una de
las principales fuentes de déficit fiscal.
Mediante una nueva ley sancionada
en Octubre de 2021, se creó un régimen previsional diferencial para los
trabajadores de la viña, que adelanta la edad de retiro a los 57 años de edad,
con 25 años de aporte
Esta es una situación de ventaja respecto al
régimen general que establece la edad jubilatoria en 60 para las mujeres y 65
para los varones con 30 años de aportes.
Esta ley se enmarca dentro de lo que se conoce
como regímenes diferenciales los
cuales establecen la jubilación anticipada por motivos de envejecimiento
prematuro debido a la rigurosidad de las tareas. El esquema otorgado a los
viñateros se suma a casi un centenar de tareas amparadas con regímenes
diferenciales que datan de las décadas de los ’60, ’70 y ’80.
A los regímenes diferenciales se le agregan
los regímenes especiales que también
otorgan tratamientos más beneficiosos que el régimen general.
Por último, otra excepción en el sistema
previsional lo constituyen las
moratorias y las pensiones no
contributivas que son jubilaciones otorgadas sin aportes o con aportes
insuficientes.
Dada la enorme cantidad de regímenes de trato
excepcional, cabe preguntarse cuánto representan dentro del total del sistema
Según datos de la Secretaría de Seguridad
Social y otras fuentes complementarias, se observa que en Argentina se pagan 9
millones de jubilaciones y pensiones, de las cuales:
23% fueron otorgadas con el régimen general
con la totalidad de los aportes
55% fueron otorgadas con las moratorias o no
contributivas, es decir sin aportes
22% fueron otorgadas con el régimen diferencial
o especial
Estos
datos muestran que apenas 1 de cada 4 jubilaciones fueron otorgadas aplicando
las reglas del régimen general con aportes.
La mitad
de las jubilaciones fueron otorgadas sin aportes o con aportes insuficientes y sólo
un cuarto aplicando reglas más ventajosas que la previstas en el régimen
general.
Que el régimen general se aplique a una minoría, mientras que la mayoría de los trabajadores acceden a la jubilación a través de diferentes tipos de excepciones, alerta sobre la profundidad del desorden previsional.
Toda la política debería tomar consciencia de las consecuencias de seguir votando iniciativas que otorguen jubilaciones contributivas sin aportes, ya que el gasto previsional por este concepto equivale al 80% del déficit primario total.
Hasta la fecha, se han otorgado 3,5 millones de jubilaciones a
través de moratorias, de las cuales 800 mil a su vez se duplican, debido a que
un mismo beneficiario cobra además una pensión por sobrevivencia.
Estas moratorias prevén un procedimiento -sin antecedentes en otras partes del mundo- que posibilita a una persona simular haber trabajado como autónomo “en negro” para reconocerle aportes no realizados y acceder a una jubilación en idénticas condiciones que una persona que efectivamente trabajó e hizo los aportes correspondientes.
La primera moratoria
data del gobierno de Néstor Kirchner, pero luego
contaron con un amplio y transversal consenso político, como lo
prueba el hecho de que fueron sucesivamente prorrogadas, incluso durante el
gobierno de Mauricio Macri.
El costo fiscal de estas moratorias asciende al 2,4% del PBI, y
continuar con su otorgamiento indiscriminado agrava de manera estructural la
insolvencia fiscal, lo que a su vez implica la imposibilidad de alcanzar la
estabilidad.
En lo que a los regímenes diferencia y especiales respecta, también la política actúa sin tomar consciencia del impacto que generan en el equilibrio fiscal.
El caso del régimen diferencial para los trabajadores de viña tiene poca relevancia porque abarca un universo de pocos trabajadores. Pero es muy ilustrativo de la forma en que se legisla en temas previsionales.
La ley fue aprobada con un alto consenso entre todos los partidos políticos representados en el Congreso. Se declama como único fundamento que las tareas generan envejecimiento prematuro, pero no se presentaron estudios médicos que avalen esta afirmación. Tampoco estudios actuariales que calculen el costo para el sistema previsional de jubilar antes a estas personas.
Tal como se aprobó esta ley, el costo se socializa ya que se establece una contribución patronal adicional del 2% que claramente no compensa las mayores erogaciones. De esta manera, no se generan incentivos a las empresas viñateras para que adopten las medidas necesarias que eviten el sufrimiento de los trabajadores.
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